Hoy traigo de nuevo uno de los textos con los que colaboro en el grupo que llamamos Terapia para Escritoras y en el que participamos varias de nosotras hablando sobre esos temas que nos precupan entorno a la vida entre letras.
El tema en esta ocasión es el oficio de escribir, porque ser escritora también es una profesión.
Aquí mi aportación.
Después de dos años, todavía siento cierta vergüenza cuando digo “soy escritora”, de hecho no lo digo si puedo evitarlo porque tengo la sensación de que quienquiera que me esté escuchando pensará que tengo pájaros en la cabeza. Eso en el mejor de los casos, porque en el peor, estoy segura de que daré la sensación de ser una vaga que no tiene las ganas o la capacidad de trabajar en un puesto “normal”, de esos de oficina, o quizá en una tienda o dando clases en un colegio o limpiando calles, qué más da.